Cambio de hábitos

Desde hace una semana, más o menos, el paradero habitual de Alejandro Pompa ya no es el bar Carranque, a cuyo sostenimiento económico contribuía con mucha eficacia, sino otro establecimiento: “La Bulaga”. En él, como en todo restaurante, se sirven comidas, pero no conejo con caracoles, sino arroz con bogavante. Sin embargo, sospecho que el motivo de este repentino cambio de costumbres no es la salud del aparato digestivo de Alejandro Pompa, sino otra bastante más relevante.

El bar y restaurante “La Bulaga” ha cambiado de manos hace poco. Ahora está regentado por una familia absolutamente honorable pero de cuyas circunstancias personales es muy posible que Pompa espere algo.

Sin dar más datos, porque no hace falta darlos, tengo la impresión que, de una semana a esta parte, Pompa ha experimentado un repentino interés por el trabajo de las unidades policiales dedicadas a la investigación de delitos económicos y blanqueo de capitales.

Es probable que ese interés tenga algo que ver con la noticia publicada por “La Opinión de Málaga” y por “El Confidencial” y también es probable que Pompa ande a la búsqueda de alguna “exclusiva” sobre esta materia y que esa sea la razón del cambio de sus acendrados usos. También puede que no, pues ya se sabe que el tiempo muda las artes y cambia las costumbres.